Otra perspectiva acerca del día de la Mujer

En lo profundo, no somos mujeres ni hombres, en lo profundo somos seres de luz y conciencia que manifestamos una individualidad única e irrepetible…

En lo humano, cada ser humano alberga una energía femenina y una energía masculina, polaridades que en diversos grados e integraciones se manifiestan en la vida. Y toda manifestación es valiosa. Mujeres, hombres y todas las expresiones en que cada ser quiere manifestar su energía propia.

En lo social, somos una comunidad que custodia la responsabilidad de cuidar la Vida con toda su diversidad y magnificiencia.

La sociedad patriarcal está culminando su era. Ha contribuido con el desarrollo del pensamiento científico y crítico, con el desarrollo económico que ha posibilitado un crecimiento de población inusitado en nuestro planeta, con el establecimiento progresivo de estados de Derecho (que no siempre lo son plenamente, y en especial en lo que respecta a mujeres, minorías y “extranjeros”). Y de esta sociedad tod@s formamos parte.

Ahora adviene una era de integración dónde la energía masculina y femenina se encuentran, potencian y multiplican posibilidades de evolución más consciente.

Y somos multitud de mujeres (y muchos hombres) las que venimos cultivando esta integración de energías para transformar nuestro mundo interior y gestar un nuevo mundo exterior.

Somos depositarias de la capacidad de gestación y vínculo primario con la nueva vida que nace, y las fuerzas del corazón que cuidan la vida son nuestro territorio; el amor, la ternura, la compasión, que a veces han quedado soterradas tras la búsqueda de valores masculinos que han sometido el corazón a la razón. ¿Cómo sería tu vida danzando entre lo femenino y lo masculino, permitiendo que cada cualidad impregne tu vida con su energía?

Un nuevo tiempo se acerca en el que los seres sin distinción entre sexos se vinculen en pos de una vida consciente plena de Amor, Inteligencia y Bondad, tal y como es ella misma.

Es tiempo de,

CONECTAR CON EL CORAZÓN

VINCULAR COMUNIDADES

DESVELAR TU PROPÓSITO

EXPRESAR LA FUENTE QUE SOMOS

Soltar todo aquello que obstaculiza el camino, abrazar la fuerza que cataliza la transformación, llorar, reír, danzar, silenciar, cultivar el alma femenina que cada ser albergamos.

¿Qué has de soltar en tu vida?

¿Qué hay que abrazar para evolucionar?

¿Cómo puedes transformar en tu vida un modelo patriarcal en un sistema en equilibrio dinámico dónde lo femenino y lo masculino danzan reconociendo su poder integrado?

 

Rudolf Steiner expuso a principios del siglo XX su visión de una sociedad conformada según leyes espirituales. De acuerdo con su visión, la sociedad integra tres grandes esferas: la cultura, la política y la economía.

La cultura incluye los ámbitos de la educación, el arte, la investigación, la religión, el cultivo de la propia espiritualidad, la creatividad… y su Ley Primordial es la LIBERTAD.

La política cuida de los derechos y deberes de todos los seres humanos, y su Ley Primordial es la IGUALDAD.

La economía trabaja para satisfacer las necesidades humanas susceptibles de un intercambio de valor entre productores y consumidores y su Ley Primordial es la FRATERNIDAD.

Cuando estas Leyes Primordiales se trastocan y aplican en una esfera en la que no corresponden, el desequilibrio aflora y la enfermedad social hace su aparición. Y es obvio que vivimos en una sociedad enferma, que está hiriendo profundamente a los seres humanos y su propia madre, la Tierra.

Pero la sociedad está conformada por individuos, tod@s y cada un@ ostentamos un grado de responsabilidad y poder de transformación de nuestras sociedades. ¿Cómo? A través de nuestra propia transformación individual, y consecutivamente grupal y colectiva.

La transformación social verdadera se gesta a través de una transformación interior conjugando nuestra energía femenina y masculina. Y para ello necesitamos profundizar en las heridas personales que hemos vivenciado en nuestras biografías y sistemas familiares heredando patrones erróneos que perpetuamos en nuestro presente.

Desde esa integración y sanación de patrones, así como desde la reconexión con nuestro ser profundo podemos transformar nuestros límites, desigualdades y desequilibrios. O al menos reconocerlos y asumirlos como propios.

Aquí está nuestro poder interior, reintegrando nuestros territorios heridos y nuestra consciencia como seres espirituales podremos transformar nuestra conciencia, que a su vez modifica las estructuras externas, culturales, políticas y económicas.

Mujeres, hombres y otros géneros, somos en esencia, seres libres, iguales en derechos y deberes y herman@s fratern@s que cuidan de las necesidades mutuas y de todos los seres vivos, para cultivar la Vida y la Conciencia que Somos.

Elena Villalba