¿Con normas o sin normas?

Sin lugar a duda, para avanzar en nuestro desarrollo interior necesitamos una serie de prácticas y herramientas. Sin ellas nos perdemos en un mar de ideas contradictorias o emociones desbordadas.

Por esto, algunos nos sentimos atraídos por un programa, diario o semanal. Unas pautas, normas o reglas que faciliten nuestro desarrollo personal y transpersonal. Otros, sin embargo, estamos interesados en la búsqueda de la esencia, pero no nos seduce en absoluto seguir una disciplina, o una serie de reglas.

Si todos los que estamos en este camino tarde o temprano coincidimos, ¿cómo resolver estos dos puntos de vista opuestos?

Básicamente existen dos tipos de libertad en nuestras vidas. La primera es la de escapar de las reglas, estructuras, responsabilidades y prácticas diarias. La segunda es nuestra libertad para comprometernos con ellas.

¿Cómo vamos a elegir entre las dos?

Verdaderamente yo aprecio igualmente las dos vías y creo que cada una de ellas tiene un lugar en nuestras vidas. Por tanto, busquemos un equilibrio que armonice las dos. La sugerencia sería la de mantenernos libres de las ideas fijas de “reglas” o “no reglas”.

Esto puede parecernos imposible, pero en realidad no lo es. Permíteme explicarlo de esta manera:

Cuando necesites un programa estricto, impuesto en tu vida, sin el cuál tu práctica se hace floja, significa que en tu interior no existe el fuego real de la determinación transformadora. Si careces de este fuego, de esta determinación, entonces poco importa la cantidad de práctica que lleves a cabo, obligado por las reglas. Estás literalmente perdiendo el tiempo.

Si tienes este fuego, esta determinación, puedes mantener tu práctica sin reglas.

Y si las reglas están ahí, las aceptarás de manera que ayuden a tu fuego a arder con más esplendor.

(Gracias infinitas a mi maestro Hogen Yamahata por su valiosa ayuda e inspiración al realizar este post)

Gendo